Hace unos tres años que se comenzaron a «implantar» los currículos LOMLOE y, ahora que está sobre la mesa el Plan de refuerzo de matemáticas y lectura, merece la pena reflexionar sobre lo que han supuesto. Desde la Sociedad Aragonesa «Pedro Sánchez Ciruelo» de Profesores de Matemáticas creemos que no han supuesto mucho. Excepciones aparte, en nuestras aulas siguen proliferando fichas con montones de ejercicios de divisiones, el algoritmo de la raíz cuadrada, castillos de fracciones, expresiones cabalísticas con radicales y logaritmos, etc. Casi todas, reflejo de las propuestas incluidas en los libros de texto más vendidos. Antes de que nadie piense que nos hemos caído de un guindo, somos conscientes de que el currículo normativo es una cosa y que, otra, muy diferente, es el realmente implementado. En este último, parece que siguen teniendo mucha influencia estos libros de texto.
Hace unos tres años que se comenzaron a “implantar” los currículos LOMLOE y, ahora que está sobre la mesa el Plan de refuerzo de matemáticas y lectura, merece la pena reflexionar sobre lo que han supuesto. Desde la Sociedad Aragonesa «Pedro Sánchez Ciruelo» de Profesores de Matemáticas creemos que no han supuesto mucho. Excepciones aparte, en nuestras aulas siguen proliferando fichas con montones de ejercicios de divisiones, el algoritmo de la raíz cuadrada, castillos de fracciones, expresiones cabalísticas con radicales y logaritmos, etc. Casi todas, reflejo de las propuestas incluidas en los libros de texto más vendidos. Antes de que nadie piense que nos hemos caído de un guindo, somos conscientes de que el currículo normativo es una cosa y que, otra, muy diferente, es el realmente implementado. En este último, parece que siguen teniendo mucha influencia estos libros de texto.
Ni siquiera una EvAU, o PAU, como la de los últimos tiempos, orientada a ejercicios estándar, es excusa para las prácticas mencionadas. Muchas de ellas, como las operaciones y la simplificación o gestión de radicales, es algo que permite cualquier calculadora. No obstante, convenimos en que la EvAU debería ser más competencial, enfocada a procesos como los de las competencias específicas del currículo. Seguro que eso facilitaría el cambio.
Vamos a decirlo claro. Estos nuevos currículos son una vuelta de tuerca a ideas que ya se podían encontrar en la LOGSE, como el énfasis en aprender a través de la resolución de problemas. Esta vez, lo que ocurre, es que se les dota de una claridad sin precedentes, con un cambio sustancial en lo que concierne a evaluación. Por ello, nos apena profundamente la situación. Sobre todo, teniendo en cuenta que los nuevos currículos de matemáticas se inspiran en las Bases para la elaboración de un currículo de Matemáticas en Educación no Universitaria del Comité Español de Matemáticas. Y nos apena especialmente porque, en Aragón, los grupos de trabajo para elaborar el desarrollo curricular fueron mixtos, con docentes en ejercicio propuestos por la SAPM, y docentes e investigadores de Didáctica de la matemática de la Universidad de Zaragoza.
No pueden seguir perpetuándose los castillos de fracciones ni los malabares con radicales y logaritmos. Es verdad que, cuando empezamos a ejercer como docentes, tendemos a replicar lo mismo que vivimos como estudiantes, pues le atribuimos nuestro propio éxito. Pero hoy en día, a poco que uno busque, se pueden encontrar ventanas desde las que asomarse a prácticas de aula que incorporan aire fresco a lo que se hace. Si es que podemos llamar fresco a lo que surgía de los movimientos de renovación pedagógica de los 80 y 90, o los Principios y estándares para la educación matemática del NCTM estadounidense de un lejano año 2000, donde ya aparecen muchos de los procesos que articulan nuestros currículos: resolución de problemas, comunicación y representación, razonamiento y prueba y conexiones.
Está en nuestra mano, como docentes, llevar a cabo un cambio de paradigma que implica dejar atrás muchas dinámicas de aula alejadas de la realidad. Los avances en la sociedad, la tecnología y el modelo laboral pueden ser el detonante. Sin embargo, lo importante es el aprendizaje del alumnado. Si sabemos enfrentarnos a un problema, descomponerlo, ir más allá haciendo conexiones dentro y fuera de las matemáticas, comunicar ideas, utilizar diferentes representaciones, ¿acaso no estamos más preparados para la vida? Y no estamos hablando solo de la utilidad de las matemáticas en el día a día o para ciertos estudios y trabajos, sino de que a través de ellas nos formamos como personas, somos más capaces de disfrutar de diferentes ámbitos de la cultura y llegar a ser ciudadanos críticos y reflexivos.
Para lograr esta transformación es necesario el apoyo de toda la comunidad educativa. Nada ayudan las tertulias y artículos trasnochados en donde se reivindican cosas como la regla de tres, que coarta el razonamiento y es fuente de obstáculos. Simplificar el aprendizaje de las matemáticas de esta manera no lleva a ningún sitio. Los nuevos currículos están aquí para guiarnos y nos empoderan como docentes. Son abiertos, flexibles y nos capacitan para decidir qué hacer para ofrecer al alumnado oportunidades reales de aprendizaje.
Disponible en el siguiente enlace:
Cítese como:
Martínez Pérez, B., & Beltrán-Pellicer, P. (2024). La regla de tres y los nuevos currículos. Heraldo de Aragón, 3 de diciembre de 2024.